5 formas de evaluar sin que parezca un examen
Echa la vista atrás y piensa en la última vez que hiciste un examen. Seguro que se te viene a la cabeza una habitación en silencio, personas a tu alrededor sentadas en asientos separados y tú en una mesa con varios folios delante. El tiempo te parece que pasa muy lento, y las preguntas se convierten en enemigos que hay que combatir. Sin olvidar la tensión y los nervios que provoca la idea de saber que te estás jugando tu éxito o fracaso. Esta es la imagen a la que estamos acostumbrados los que hemos sido educados en métodos de aprendizaje basados en la capacidad de memorizar. Pero esto se aleja del verdadero uso que debemos darle al aprendizaje.
Ahora resetea y olvida la aburrida mecánica de los exámenes del pasado. En The Key Talent tenemos claras dos cosas: la primera es que la motivación y la práctica son aspectos fundamentales en formación. Y la segunda, que el éxito en un proceso de aprendizaje se consigue a través de la involucración, algo que se consigue de manera muy efectiva gracias a los métodos de gamificación.
Hoy en día la gamificación se ha convertido en un elemento clave de motivación para enseñar en muchos ámbitos: colegios, universidades, escuelas de negocio, incluso empresas. ¿Por qué? Porque los conocimientos y las conductas producidas a través de un juego se pueden interiorizar con mayor facilidad y permanecen más tiempo en la memoria.
Además, enseñar a través de un juego nos permite crear nuestras propias reglas, de manera que podamos ajustar la materia que se enseña a la capacidad intelectual de la persona que está aprendiendo. También nos permite fomentar la autoexigencia recreando situaciones personalizadas y fasear el aprendizaje en niveles o pantallas (dependiendo si es un juego virtual o presencial).
Teniendo en cuenta todo esto… ¿cómo podemos evaluar a través de un examen sin que lo parezca? Aquí van cinco ideas:
- A través de un formato quiz: conseguiremos captar la atención de los alumnos e interactuar con ellos, a la vez que evaluamos y medimos uno o varios conocimientos. A diferencia del formato tradicional, es menos formal y aporta mucho dinamismo.
- Storytelling con retos o misiones: este formato consiste en crear historias adaptadas al target, consiguiendo que las personas que participan permanezcan alerta y tengan la necesidad de solicitar más información para poder completar el ejercicio. Algo parecido a un libro o película que te deja con la intriga.
- Utilizar un chatbot: gracias a esta herramienta el examen simula una conversación configurada mediante la inteligencia artificial. El alumno adquiere conocimiento y feedback continúo de una manera muy versátil y divertida.
- Realidad aumentada: permite crear un aula blended, esto es un aprendizaje semipresencial. Una metodología que mezcla las clases presenciales en el aula con el trabajo a distancia y en el campus online. Con este formato conseguirás captar la atención y el interés de tus alumnos y su motivación en clase.
- Realidad virtual: gracias a un role play evaluarás no solo conocimientos de manera práctica, sino también la empatía ante determinadas situaciones ficticias de ámbito general. Los evaluados podrán viajar fuera de las cuatro paredes que les rodean y vivir lo que están aprendiendo sin límites.
Como todo hoy en día, las preferencias y los gustos de las personas están en constante cambio. Por eso debemos estar alerta de las tendencia y conseguir integrar el aprendizaje ad hoc, que contempla esas preferencias, gustos y sabe adaptarse a las distintas necesidades y avances tecnológicos.
Uno de los beneficios más destacados de la gamificación a la hora de enseñar es el engagement que se genera (al ser customer-centric). Las personas que están siendo evaluadas se olvidan de que están en una prueba y al centrarse en la experiencia del juego se sienten más cómodos expresando sus opiniones.
¿Qué te hubiera gustado más en tus tiempos de estudiante, el formato convencional o alguna prueba gamificada?