Cómo Netflix puede ayudarte en tus proyectos de People Analytics
No creo que sea un loco, ni creo que esté solo en esto. No creo que sea único en mi especie cuando digo sin tener ningún tipo de duda que muchas veces, al pensar en rellenar mi tiempo con una serie o película, confío más en las recomendaciones de una empresa que en las de mis propios amigos. Y es que resulta extraño, pero Netflix suele tener más acierto al saber qué vamos a disfrutar (y qué no) que quien más nos conoce. Nuestros amigos tienen intuición, pero las plataformas tienen algo más poderoso: tienen datos y un algoritmo afinado.
En el centro del algoritmo de Netflix se encuentra el espectador. Con cada serie o película visionada, éste añade una pieza más a este complejo engranaje, que busca en todo momento ofrecerle un contenido tan personalizado que no sólo acierta, sino que se convierte incluso en un referente para dar forma a sus propios gustos. Gracias al algoritmo, la recomendación no viene ciegamente de la plataforma: viene, indirectamente, de ti mismo.
Netflix define su algoritmo como el núcleo de su propuesta de producto. En el centro de este se encuentra el espectador, quien con cada serie o película visionada añade un nuevo engranaje a un mecanismo que busca, en todo momento, ofrecerle un contenido personalizado.
El algoritmo se afina con el tiempo y, al contar con cada vez más información, sus posibilidades de acertar con el contenido sugerido mejoran. En este proceso el espectador se encuentra inmerso en una experiencia adaptada a sus gustos y preferencias, que abre un ciclo de retroalimentación en el que tanto el usuario como la plataforma proveedora se ven beneficiados.
Esta visión del tratamiento del dato puede enseñarnos mucho sobre cómo enfocar un proyecto de Talent Analytics. Debemos enfocarnos en la obtención de información de calidad y en su correcto procesamiento, pero no debemos perder de vista en ningún momento cuál es el origen y, a la vez, el destino de dicha información: las personas.
Pero ahora llega la pregunta clave: ¿Cómo ponemos a la persona en el centro de los proyectos de analítica?
La respuesta, si bien no es sencilla, tiene un gran aliado en un punto concreto del proceso analítico: el planteamiento de las preguntas clave.
La pregunta de partida para cualquier proceso de analítica define el rumbo que tomará el proyecto. Debe ser concreta y relevante: éstas son dos características básicas a la hora de plantear un punto de partida para nuestro estudio, pero queremos llegar más allá. La pregunta guía el proyecto y, por lo tanto, si queremos que éste gire en torno a las personas, la pregunta deberá hacerlo también.
Existe un valor oculto en la palabra al que muchas veces no se le da la importancia que merece. Las palabras encierran un significado que guía nuestro pensamiento.
A lo largo de la historia diferentes figuras, como Jacques Lacan, ya desarrollaron teorías revolucionarias basadas en estos significados y en su poder para configurar nuestra experiencia y articular nuestro pensamiento, y en este caso no vamos a hacer nada distinto.
Del mismo modo que el uso de lenguaje positivo puede ayudarnos a construir una percepción más optimista de la realidad que nos rodea, un lenguaje centrado en la persona puede guiarnos hacia la extracción de conclusiones centradas en la persona, que desembocarán en planes de acción con la persona como centro. Nunca debemos olvidar que las personas que conforman una organización son la principal fuente del dato para Talent Analytics, pero también son su cliente último. Son las damnificadas o beneficiarias de cualquier decisión apoyada en el dato.
Para tomar un enfoque centrado en la persona, plantearemos nuestras preguntas poniendo a la persona como recipiente de la acción. No es lo mismo preguntarse qué índice de felicidad hay en una empresa que tratar de averiguar cómo podemos hacer que nuestros empleados sean más felices. El puente que puede unir la visión estrictamente tecnócrata de la fuerza productiva con la visión humanística de la persona dentro de un sistema organizativo al que afecta (y por el que se ve afectado), puede residir en cómo este pequeño cambio en el lenguaje influye en el significado de los interrogantes que guían nuestro proyecto.
En definitiva, la siguiente vez que queramos plantear un proyecto de Talent Analytics, pensemos como Netflix y pongamos en el centro a nuestro cliente. Centrémonos en las personas como fuente del dato, pero también como beneficiarias del proyecto. Ayudemos a nuestros trabajadores, a través del tratamiento del dato, a disfrutar de una experiencia profesional adaptada a sus necesidades y anhelos.
Tengamos siempre presente que son las preguntas de partida quienes condicionarán el destino de cualquiera de nuestros proyectos.